12 de enero de 2010

Pliego nº 12..............................'2ª Etapa'


Tante


Hoy conmemoramos el 21 aniversario del fallecimiento de Dolores González viuda de Bigourdan, nuestra querida Tante.

Con el paso de los años, la figura de Tante ha permanecido y pervive en nuestro recuerdo. En este tiempo hemos ido cimentando en nuestra vida la experiencia de relación con Tante junto con todo lo que los demás nos han ido transmitiendo.

La vida de toda persona se va tejiendo de hechos, circunstancias, vivencias, sentimientos, experiencias. El conjunto va configurando un hermoso tapiz lleno de luces y sombras, dibujos, colores, intensidades, texturas y relieves.

Elaborar entre todos el tapiz de su vida, nos permitirá configurar un tejido más completo, aportando cada uno su experiencia, para conseguir con los recuerdos, vivencias y sentimientos re-elaborar el tapiz de una vida con todas sus luces y sombras: vida de una mujer fuerte y de fe intrépida.

Dolores González de Quesada –Tante-, nació en Las Palmas de Gran Canarias el 12 de junio de 1903. Era la decimotercera hija de D. Manuel González y Avilés y de Dña. Concepción Quesada y Denis.

En 1932 se compromete en matrimonio con Jaques Bigourdan Muxé, nacido el 2 de agosto de 1887 en Buch de la Reina (Francia). Jaques Bigourdan era Agente Consular de Francia en Las Palmas de Gran Canaria.

En verano de 1932, Tante viaja a Francia para conocer la familia de Jaques. Y el lunes 3 de octubre contrae matrimonio en la Capilla de la Orden Tercera de San Francisco de Asís, en Santa Cruz de Tenerife.

Sus primeros años de casados, viven en Tenerife. Después de dos intentos de atentados con carta bomba, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, traslada a Jaques a África (Camerún, Dakar, Casablanca...). Con ello empieza una nueva etapa en la vida de “Tía Lola”.

En África, su esposo Jaques realiza, como cartógrafo y naturalista, un trabajo científico y de investigación, escribiendo algunos tratados sobre balística.

En el año 1937, a las afueras de Casablanca, inician la construcción de su casa, la “Ferme Terese” con una pequeña reserva de animales (hiena, león, macacos,...) para su estudio y cuidado.

En Casablanca Tante se desplaza todos los lunes, en bicicleta, al Hospital para ayudar a los españoles en el exilio que estaban enfermos. Les distribuía libros y hablaba con ellos. Al mismo tiempo da clases de costura y de español. Con su marido organizaban tertulias.

Alrededor de 1950 Jaques es jubilado por enfermedad. Conforme fue avanzando su ceguera y su enfermedad requería más de la atención y cuidados de su esposa. Tante para poder cuidar de su marido, organizó en su casa un taller de costura con Mme. Dimortier, Mme. Trust, Pilar y Maruja Gómez Ibáñez y otras mujeres.

El 27 de junio de 1954, tras una larga y dura enfermedad, muere Jaques.

Luego de la muerte de su esposo, “tía Lola” permanece un tiempo en Casablanca. A su regreso a España, pasa temporadas en Sevilla con su hermano Juan, en Tenerife, Marruecos y Guamasa.

El 16 de octubre de 1962, a sus 59 años, Tante llega a Barcelona para iniciar otra nueva etapa. Cuando ya era viuda, cuando había cuidado a otros familiares, lo deja todo para atender una llamada trascendente en su vida e inicia una tarea que le era desconocida. Se puso otra vez en manos de otras personas: el sacerdote y médico, Alfredo Rubio de Castarlenas y la naciente Casa de Santiago.

Tante fue humilde y fuerte; de aquella invisible y recóndita fortaleza del alma, siempre dócil a las indicaciones que se le hiciesen cuando, bien discernía, que eran de Dios.

Tante murió en Barcelona el 12 de enero de 1989. Reposa en el claustro del antiguo Monasterio de San Jerónimo de la Murtra de Badalona.

Mantener vivo su recuerdo y compartirlo es muestra de nuestra inmensa gratitud a esa extraordinaria mujer. A ella, quien con sus silencios llenos de mensaje de Dios, con sus justas y firmes palabras hablaba profundamente a todo nuestro ser. Además Tante sabía escuchar. Y sus actos nos envolvían en una atmósfera de suave paz y de honda alegría.

Tan sólo ser un instrumento tuyo


El Espíritu Santo sopla sobre todos. Obra sobre todos los hombres que se dejan llevar por Él, aunque ni sean cristianos ni sean nada, pero sienten en su corazón que desean ser buenos, y desean ser al servicio de los demás, es decir, que son buenos. El Espíritu Santo obra en ellos.

Obra, cómo no, en los cristianos fieles, porque se puede ser cristiano pero muy poco fiel, muy poco abierto al Espíritu Santo. Y, cómo no, sobre la jerarquía; a veces nosotros, desde nuestros puntos de vista que creemos sinceramente acertados, pues podíamos pensar un poco que si uno pudiera hablar con el obispo, le diría que él debería hacer esto o lo otro, y cuánto más si pudiéramos hablar con el Santo Padre, en decirle que él debería tomar tal o cual medida oportuna. Pero es una pérdida de tiempo inútil ésta, porque no es asunto mío éste. Ya el Espíritu Santo, ése sí que es problema suyo inspirarlos a ellos. No es asunto mío, es asunto del Espíritu Santo, que inspira a todo el mundo. Pero, lo mismo digo, también nos inspira a nosotros, porque somos seres humanos y queremos ser hombres de buena voluntad, porque además somos cristianos que deseamos ser fieles. Y tercero, porque estamos juntos aquí, y “donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, yo estoy para enviaros precisamente al Espíritu Santo”. Y con la fuerza del Espíritu Santo nosotros podemos pensar algo. Y en el fondo deseamos ser instrumentos suyos.


Con esta idea, se me ocurrió este soneto que escribí el otro día, para decir que queremos ser instrumentos de Dios. Pero, claro, Dios lo que quiere es que seamos instrumentos, no como un lápiz que yo utilizo y es un instrumento, y el lápiz escribe lo que yo quiero, pero un lápiz se deja llevar pero no tiene inteligencia, no tiene libertad; si acaso tuviera sensibilidad, diría que qué remedio, que ahora se tiene que mover, tiene que apretarse contra el papel, y lo haría a fuerzas, a rastra, y sería aburrido para él, porque lo que escribe ni le va ni le viene. Nosotros somos instrumentos, y sabemos que no somos más que instrumentos, no somos dioses. Pero Dios quiere que seamos instrumentos, precisamente, seres humanos, vivos, inteligentes, y que por lo tanto nuestra colaboración a Él siendo instrumento ha de ser un gozo inmenso, y que lo hagamos felices, y que solamente así podamos ser instrumentos buenos de Dios. No instrumentos como un lápiz que se deja llevar. No, no servimos así, sino que somos inteligentes, libres, llenos de libre voluntad para querer ser instrumentos libres. El soneto dice así:

Tan sólo ser un instrumento tuyo.
Eso es lo único que yo deseo.
Cuanto más viejo aún mejor lo veo.
Cada día que pasa, más lo intuyo.

¿Por qué a veces, con miedo grande huyo
de hacer tu voluntad si claro leo
es lo más óptimo y hasta entreveo
lo es para ambos? ¿pues por qué rehuyo?

Aquí, en este cuarteto es lo que yo desearía ser, mansamente, humildemente, un instrumento en su mano, pero todavía aquí yo me concibo como un instrumento como puro lápiz, un instrumento así, sin libertad, para pasar al segundo terceto y decir que así no es, es de otro modo.

¡Ser lápiz en tu mano al describirte!
Y entre los otros, voz para explicarte.
Mi alma contigo, pueda algo decirte.

Mas sé también que quieres mi albedrío;
sea con gozo cuanto pueda darte;
no a rastras y a la fuerza y con hastío.

Ser lápiz en tu mano al describirte. Malo, o sea, decir que quiero ser un instrumento tuyo, abandonado, como un lápiz, y escribo, bueno, un lápiz escribe cosas de Dios pero las escribe Dios, pero yo las escribo con mi punta de lápiz pero yo no intervengo.

Y entre los otros, voz para explicarte, sí voz, pero bueno, es Él, yo instrumento, dice por mi voz lo que quiere.

Mi alma contigo pueda algo decirte. Aquí ya es un puente en que ya me siento un poco más sujeto con Él y decirle algo a Él, ahí ya esto es una transición, pero el segundo terceto es lo que es verdad: Mas sé también que quieres mi albedrío. Que yo sea un instrumento muy especial lleno de libertad, de iniciativa, de colaboración, de aportar todo lo que yo pueda. Sea con gozo cuanto pueda darte. Que me alegre profundamente, no como el lápiz. No a rastras y a la fuerza y con hastío. Un instrumento así no sirve para nada, sino que he de estar lleno de gozo en todo aquello que yo pueda dar, que sea con gozo. Una sintonía viva de Dios y nosotros.

Alfredo Rubio (1919- 1996)
España


Atisbos


Aquí se recoge escritos y pensamientos de Dolores Bigourdan (Canarias 1903 - Barcelona 1989) con el fin de ofrecer a nuestros lectores un espacio de reflexión.

Son escritos y pensamientos algunos recogidos por ella y otros que forman parte del itinerario de su vida.

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“Dulce y paciente siempre”


“El silencio evita la dispersión. Es el guardián seguro de la humildad”


“Actuemos sobre aquellos que nos rodean no con una vana predicación… sino con el ejemplo de nuestra vida”


“Saber comprender nuestro tiempo y no desesperarse por el futuro”