12 de octubre de 2015

Pliego nº 81


La hermandad existencial para mejorar la sociedad


Estamos en un mundo donde el concepto de la globalización se ha impuesto, generando el desarrollado de nuevos modelos, modificaciones en los fundamentos culturales y sobre todo actitudes vitales distintas frente a los nuevos acontecimientos. Vivimos en un mundo donde los valores líquidos, la hiperconectividad y la incertidumbre son el paradigma que gobierna la manera de responder y actuar de las personas.

A pesar te conocer realidades globales, es cierto que estamos frente a desarrollos y crecimientos  dispares, esto nos permite saber de la existencia de realidades muy distintas en gran parte del mundo. Después de algunos años anclados en la globalización donde fenómenos como la deslocalización, la conectividad, el desequilibrio y la disparidad, han producido una reacción hacia la localización. fruto de las necesidades locales han surgido proyectos liderados por personas que han generado una red local fuerte y solida que ayuda a construir y consolidar grupos y sociedades desde el ámbito local. Uno de los retos actuales es cómo enlazar las dos redes, por un lado las grandes empresas multinacionales globales y por otro, el conjunto de proyectos locales.

Es inherente a la persona mirar su realidad, desde la voluntad de evolucionar y crecer en distintos ámbitos del ser. Algunos aspectos que han variado estos últimos años son entre otros, la variedad de empleos, los nuevos perfiles profesionales que varían de manera constantes, el estar distintas empresas a lo largo de nuestra vida profesional, la posibilidad de un desplazamiento geográfico por distintos motivos o la volatilidad en nuestras relaciones. Todas ellas son aspectos que configuran esta sociedad, llamada líquida en donde nos movemos.

Podríamos seguir enumerando un listado de aspectos que han cambiado consciente o inconscientemente en la realidad de cada individuo. Pero existe una máxima en las personas, y es, la voluntad de avanzar hacia delante, de dar nuevos pasos, a menudo sin saber hacia dónde, pero sigue existiendo una curiosidad innata en el hombre.


Quizás a esta altura, deberíamos preguntarnos hacia dónde están dirigidas estas inquietudes?.

La visión de querer dejar un mundo mejor del que hemos encontrado cubre las expectativas de nuestras inquietudes. Es cierto que dentro de esta nuevo paradigma de la innovación se ha introducido con mucha fuerza, la voluntad de un mundo mejor, poniendo como bandera la posibilidad de encontrar el bien común.

Dónde cimentamos nuestro trabajo por el bien común?


El primer polar que encontramos es la evidencia de existir. Todo hombre y mujer comparte el existir, el ser, y por el sólo echo de existir ya es suficiente argumento para poder trabajar, a pesar de la diversidad cultural, racial, lingüística, por el bien común de la persones, de los grupos y sociedades. Este bien común nos acerca al otro, nos facilita la generación de vínculos personales, con aquellas personas con las que comparto la existencia. Estos vínculos son generadores de compromiso corresponsables de las realidades que vivimos.

Un segundo aspecto que puede reforzar este esfuerzo por el bien común, es la actitud vital de cada individuo frente a la realidad que le tocado afrontar. Podemos vivir desde una resignación pasiva por estar inmerso en una realidad no deseada, o por el contrario vivir desde el agradecimiento de la oportunidad de existir y compartir con otros existentes, para poder hacer realidad todo aquello que aporte valor al bien común. Aquí es donde no podemos eludir nuestra responsabilidad personal, en el compromiso de decir si o no a vivir en profundidad la hermandad existencial, y por tanto comprometernos con aquello que somos y vivimos, o bien dejamos pasar esta oportunidad sin ser corresponsable con aquello que nos ha tocado vivir.

Nacemos en la gratuidad, sin haberlo ni tan siquiera pedido, crecemos y vivimos con la capacidad de actuar de manera corresponsable con la realidad individual, y morimos cuando menos lo deseamos. Con nuestra actitud vital, definiremos como hemos entendido esta realidad limitada y maravillosa del hombre. De nosotros dependerá que esta hermandad existencial sea una oportunidad para ser capaces de mejorar nuestra sociedad primando el bien común.


Ignasi Batlle
Barcelona (España)

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